Por: Hugo Supo
Ahora que la Ciudad de los Vientos
cumple 87 años es necesario echarle una mirada al rumbo que ha
tomado esta urbe, ya ubicada entre las más importantes del país, a
dónde va y quiénes son los responsables de este andar.
Con más de 250 mil habitantes, Juliaca
es el mayor centro económico de la región Puno y una de las más
grandes zonas comerciales del Perú, eso lo tenemos claro y nos
enorgullece, aunque siendo claros, también están las cosas malas:
la delincuencia, el desorden comercial, el caos vehicular, las
inundaciones de sus calles, por poner algunos ejemplos.
Juliaca es una suerte de ciudad
paradoja, donde a uno puede sonreírle el progresismo económico y al
mismo tiempo perseguirle el estrés de una ciudad invivible. Y así
las cosas no pueden seguir, esta ciudad no debe continuar creciendo
de la manera desordenada y monstruosa como lo ha hecho en las
anteriores ocho décadas.
Quizás es por ello que en otras zonas,
al juliaqueño se le conoce como el platurito del barrio, al nuevo
rico, al cholo con billete, pero al mismo tiempo se le falta el
respeto y discrimina por no vivir en un lugar al que pueda
-dignamente- llamársela ciudad.
Como en todo, en esto pues hay
responsables o para el caso corresponsables, es que ni autoridades ni
los propios vecinos han superado sus miopías político-sociales y en
su lugar han dejado que gane la envidia y la angurria, pecados
capitales para ellos.
¿Qué le falta a esta ciudad?, ¿qué
es lo que no han hecho esta autoridad y sus antecesores?, es fácil
diagnosticarlo: reordenamiento del comercio, principio de autoridad
para implementar un Plan Regulador de Rutas en el transporte público,
una planta de tratamiento de aguas servidas, un sistema eficiente
para el tratamiento de residuos sólidos, el añorado sistema de
drenaje y, seguridad. Eso sería más que suficiente por ahora.
Los moradores de a pie tienen una cuota
de responsabilidad, son muchas veces ellos los que impiden asentar
una verdadera urbe a la altura de lo que se merecen; pero creemos que
son sus alcaldes -de fino cálculo político- quienes deben ir al
paredón de la amnesia electoral.
Entonces, que el alcalde David Mamani
Paricahua no venga en este aniversario con la misma receta, entre
victimización y auto egolatría; poco se quiere saber de parques,
escuelitas y los ya famosos accesos viales; todo eso señor alcalde
no cambiará el rumbo.
Quien quiera pasar a la historia de
Juliaca, y por inercia a la de Puno y el Perú, no deberá
conformarse con construir callecitas y comprar camaritas de vídeo
vigilancia, eso hay que dejarlo para aquellos que han de acomodarse
en la frágil memoria colectiva de un pueblo que requiere de más, de
mucho más de lo que hoy se hace desde el municipio provincial de San
Román.
El punto de quiebre, que este alcalde
no tiene ganas ni capacidad para hacer, es empezar a ordenar la casa.
Juliaca merece ser la ciudad comercial e industrial ejemplo del país,
ordenada, limpia y visitable.
Que Mamani pise tierra en este
cumpleaños, los parches que ha puesto por aquí y por allá no lo
comparan a lo que Cáceres hizo en Arequipa o Andrade en el centro de
Lima. Que Mamani deje de soñar con la presidencia regional, pues si
con Juliaca no ha podido, menos lo hará con retos mayores. Es mejor
que no decepcione “Profe”. (Publicado en Correo Puno 21/10/13)