Por: Hugo Supo
A criterio de este cronista, esto es lo
que hay que resaltar de Puno, hechos ocurridos en el moribundo 2013:
LO MALO. Aparecer en el mapa nacional
como una de las zonas con mayor conflictividad social en el único
reporte oficial (Defensoría del Pueblo) es una de las mayores
frustraciones de los puneños.
Tener 18 conflictos en el altiplano es
demasiado; aunque los criterios que utiliza la Defensoría del Pueblo
pueden ser discutibles, tanto autoridades como pobladores hemos hecho
-admitámoslo- muy poco para bajar la cifra. Las consecuencias son
fatales para nuestra economía, el turismo debe ser uno de los más
golpeados con los paros; pero también el comercio, el transporte, la
industria y la tan alicaída educación regional (incluso la
universidad estatal). No aprendemos. Nada hemos sacado como lección
del reciente “aimarazo”.
LO BUENO. El producto bandera de la
región, ese grano andino hasta hace poco discriminado y considerado
para los pobres serranos, se luce hoy en día orgulloso en las mesas
de todo el planeta.
Aunque los efectos colaterales han
implicado escasez de quinua en los mercados locales y la subida del
precio a consecuencia de la declaración del Año Internacional de la
Quinua por la ONU, Puno ha estado en el centro de la atención
mundial, ya que podemos henchir el pecho al sostener que, al igual
que la papa, este grano es altiplánico, un gran alimento que ahora
todos envidian y quieren sembrar. Ya existen proyectos en la costa
peruana y en otros países, en el 2014 debe ser un reto el
convertirnos en la “Capital Mundial de la Quinua” con todo lo que
esa frase debe significar.
LO FEO. Hay que dejarlo claro antes de
que termine el año, pues los políticos son una especie rara que
acostumbran mutar en esos simpaticones personajes que nos saludan,
sonríen y prometen el paraíso, previo a campañas electorales como
la del año que viene. Los alcaldes encarcelados por actos de
corrupción son una completa vergüenza: para los suyos, sus
electores, sus apellidos y el inocente pueblo que sufre la resaca de
sus actos. En la etiqueta debe quedar, por ejemplo, RAICES, cuyos
burgomaestres sí que han hecho méritos para ser considerados lo que
añoramos que sean: cadáveres políticos. (Publicado en Correo Puno
27/12/13)