jueves, diciembre 26, 2013

Lo malo, bueno y feo del 2013

Por: Hugo Supo

A criterio de este cronista, esto es lo que hay que resaltar de Puno, hechos ocurridos en el moribundo 2013:

LO MALO. Aparecer en el mapa nacional como una de las zonas con mayor conflictividad social en el único reporte oficial (Defensoría del Pueblo) es una de las mayores frustraciones de los puneños.
Tener 18 conflictos en el altiplano es demasiado; aunque los criterios que utiliza la Defensoría del Pueblo pueden ser discutibles, tanto autoridades como pobladores hemos hecho -admitámoslo- muy poco para bajar la cifra. Las consecuencias son fatales para nuestra economía, el turismo debe ser uno de los más golpeados con los paros; pero también el comercio, el transporte, la industria y la tan alicaída educación regional (incluso la universidad estatal). No aprendemos. Nada hemos sacado como lección del reciente “aimarazo”.

LO BUENO. El producto bandera de la región, ese grano andino hasta hace poco discriminado y considerado para los pobres serranos, se luce hoy en día orgulloso en las mesas de todo el planeta.
Aunque los efectos colaterales han implicado escasez de quinua en los mercados locales y la subida del precio a consecuencia de la declaración del Año Internacional de la Quinua por la ONU, Puno ha estado en el centro de la atención mundial, ya que podemos henchir el pecho al sostener que, al igual que la papa, este grano es altiplánico, un gran alimento que ahora todos envidian y quieren sembrar. Ya existen proyectos en la costa peruana y en otros países, en el 2014 debe ser un reto el convertirnos en la “Capital Mundial de la Quinua” con todo lo que esa frase debe significar.


LO FEO. Hay que dejarlo claro antes de que termine el año, pues los políticos son una especie rara que acostumbran mutar en esos simpaticones personajes que nos saludan, sonríen y prometen el paraíso, previo a campañas electorales como la del año que viene. Los alcaldes encarcelados por actos de corrupción son una completa vergüenza: para los suyos, sus electores, sus apellidos y el inocente pueblo que sufre la resaca de sus actos. En la etiqueta debe quedar, por ejemplo, RAICES, cuyos burgomaestres sí que han hecho méritos para ser considerados lo que añoramos que sean: cadáveres políticos. (Publicado en Correo Puno 27/12/13)