Por: Hugo Supo
El proceso de
licenciamiento de la Universidad Andina Néstor Cáceres Velásquez
(UANCV) debería cortar las gollerías que gozan un sector de
burócratasde esta entidad, redirigir los presupuestos a la
investigación y transformarla en una institución de calidad.
Porque no se trata solo de cumplir
requisitos mínimos y después seguir con la misma cantaleta, sino de
empezar cambios profundos que hagan de la universidad la institución
transformadora de nuestra sociedad.
La UANCV ha dejado mucho que desear en
los últimos años porque sus egresados han sido la élite política-
técnica de la región Puno, pero los resultados han sido magros:
anemia por los cielos, extrema pobreza, corrupción, déficit de
infraestructura, inseguridad, entre otros aspectos.
Estamos a horas de que la SUNEDU se
pronuncie respecto al licenciamiento; la verdad es que tiene
posibilidades de sobrevivir. Y así fuera, debe ser tarea de la
comunidad universitaria afrontar los retos que el futuro depara,
empezando por eliminar esos groseros pactos colectivos y erradicando
las mafias desde la raíz.
La UANCV debe dejar de ser la máquina
para cobrar pensiones y convertirse en la universidad privada líder
en el sur del Perú. Que sus laboratorios sean la envidia de sus
pares, que sus estudiantes salgan ministros de Estado, que sus
docentes estén entre los mejores investigadores, etcétera.
Pero
acabamos de escuchar al exrector Juan Luque Mamani decir que la UANCV
se ha creado con fines políticos y no académicos, lo que confirma
su uso político por él mismo.
O sea que la transformación que
reclamamos no se hará realidad con la actual plana de docentes y
administrativos, ni siquiera con esa especie de APAFA coyuntural.
La
esperanza sigue siendo el estamento estudiantil, que su fuerza
renovadora sea la que reclame una mejor universidad, no solo
licenciada en papeles, sino en la práctica.
Los estudiantes deberían estar
primeros en la línea de lucha, como siempre. (Correo Puno Juliaca
20/02/20 Foto: Difusión)
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