Por: Hugo Supo
Cuando el camino es largo es difícil
advertir con claridad si las acciones de hoy están contribuyendo
para avanzar hacia la senda que tenemos como objetivo, por eso es
común que las ansias nos ganen y terminemos pateando el tablero de
lo programático.
El día a día es confuso,
incomprensible a nuestra lógica, como si las olas del mar
embravecido impidieran observar el trecho que avanzamos en el
destino. Solo el paso del tiempo y sus consecuencias podrían
hacernos saber si estamos en el camino correcto. Sin embargo, existen pequeñas señales
que deberían de alentarnos, motivarnos para insistir, abundar y no
desmayar.
Juliaca, por citar un caso, resulta
fácil describirla como una ciudad desordenada, insegura y atrasada.
Lo que es difícil es visibilizar
cambios concretos y sostenerlos para persistir en los buenos ejemplos
para la ciudadanía.
Hasta ahora se podría criticar mucho a
la gestión del alcalde Oswaldo Marín Quiro, al menos desde este
espacio lo hicimos en muchas ocasiones en 2015 ( respecto a su falta
de decisión, su improvisación, su poca capacidad de gestión y
otros temas), pero es importante también reconocer el trabajo de
ordenamiento del comercio ambulatorio en lo medular del problema
juliaqueño: la calle Moquegua.
Quienes hayan recorrido durante las
últimas semanas la referida arteria, al menos quienes han conocido
Juliaca en los años noventa y el primer decenio del presente siglo,
no dejarán que la mentira fluya en estas líneas.
A diferencia de
antes, ahora sí podría hablarse de una calle peatonal dedicada al
comercio que interconecta el Centro Comercial N° 2 y el mercado
internacional Túpac Amaru.
Los serenos se han tenido que plantar
durante semanas en diferentes cuadras, se han enfrentado a los
agitadores, hubo heridos y, por el otro lado, descontento y muchas
presiones a la autoridad; no obstante, hoy podemos decir que está
valiendo la pena, que siga el ordenamiento durante 2016. (Correo
Puno- Juliaca 04-01-16 Foto: Internet)
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