Por: Hugo Supo
Las generaciones que hoy dirigen los
pueblos altiplánicos han heredado algunas taras que es necesario
deshechar si lo que queremos es avanzar como región.
Por ejemplo los localismos (puneño y
jualiqueño) que no benefician a nadie, solo a los políticos que de
campaña en campaña suelen encender la pradera con discursos
radicales sobre praxis de geopolítica.
Es cierto que el mismo centralismo del
que los provincianos renegamos para con Lima se ha replicado con la
capital departamental, pero es un hecho que ha quedado en el pasado y
es obligación de los líderes contemporáneos corregir el rumbo.
No es necesaria gran intelectualidad
para deducir las ciudades motores del altiplano peruano.
Destacan, por supuesto, Juliaca y Puno,
por su capacidad comercial e industrial en la primera y el potencial
cultural en la segunda.
De manera que tampoco hay que hacer
gran esfuerzo para saber que nuestros pueblos pueden complementarse y
no, como en ocasiones pasa, repelerse mutuamente hasta quedar como
pequeñeces frente al empuje de otras urbes en el Perú.
Es urgente plantear y luego ejecutar
una agenda de unidad entre Puno y Juliaca, pues aunque las
autoridades no lo quieran ver, ambos pueblos están destinados a ser
uno solo en algunos años más.
Si pretendemos hacer una lista con las
diferencias entre ambas localidades, es casi seguro que nos faltará
espacio para escribir; pero si lo que buscamos es rescatar las
similitudes, lo que nos une, vamos a tener que cavilar con
detenimiento.
¿Qué nos une? He ahí la primera
tarea que debemos de empezar a discutir.
Y en el camino de construir una agenda
de unidad tendremos que citar todo lo posible, como la autopista
Puno-Juliaca que dinamizará el transporte, la Zona Franca Industrial
intermedia, un proyecto integral para el abastecimiento de agua
potable y proyectos similares que nos unan, que no nos distancien.
(Correo Puno- Juliaca 07/07/16 Foto: Difusión)
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