Por: Hugo Supo
El Altiplano acaba de dar bienvenida al
año andino 5524 en un marco de múltiples espectáculos, ritos y
simbolismo.
En el caso de Puno son veinte años que
se organizan rituales de recibimiento al solsticio de invierno,
llamado también Pacha Kuti o Machaq Mara. ¡Qué bueno que la
organización haya avanzando!
Aunque también es necesario advertir
el engaño en el que se podría caer -por no decir que ya lo hemos
hecho- al reducir esta fecha al mero espectáculo folclórico.
La celebración del 21 de junio ha
tomado mayor fuerza en Puno por la aplicación del Diseño Curricular
Regional, a eso responde que ahora estén en boga los concursos de
danzas, preparación de platos típicos, ch’allas a la Pachamama,
puestas teatrales y otros números que organizan docentes y
estudiantes.
Entonces, la popularización del
simbolismo andino se lo debemos al sector educación, no así asuntos
de fondo, como crear conciencia social sobre la necesidad de
restablecer un Estado-nación andino, una República que no se sienta
fracasada tras 200 años de vigencia, un nuevo contrato social basado
en la cultura que permitió armar una diversa civilización andina,
incluso previa al incanato.
Claro que si el objetivo es poner en
escena espectáculos para los ojos del visitante extranjero, a lo
Inti Raymi cusqueño, estos asuntos no deberían ser motivo de
preocupación, sería suficiente con firmar un contrato con algún
director teatral importante para mejorar la “oferta cultural”.
Pero no nos engañemos. La
folclorización de lo andino será por siempre una senda de
descontento para nuestros pueblos, por ello es importante que la
Academia aporte un contenido más sustancial para la educación
regional, retomando valores como solidaridad, complementariedad o una
lógica andina que dé una mirada profunda al panteísmo. (Correo
Puno Juliaca 30/06/16 Foto: BDT)
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