Por: Hugo Supo
Transcurridos cinco años de los
sucesos del denominado Aimarazo, finalmente en días venideros
-afirman los abogados que siguen el caso- empezará el juicio oral
contra 18 dirigentes que comandaron las protestas antimineras del año
2011 en el sur del Altiplano.
El más mediático de los personajes es
en este grupo, qué duda cabe, el excandidato regional Walter Aduviri
Calisaya, por aquel entonces, presidente del Frente de Defensa de los
Recursos Naturales de la Zona Sur.
El destino de Aduviri en este juicio es
importante por sus intenciones de postular a la gobernación puneña
en 2018; en caso de ser condenado antes de los comicios, su carrera
política se vería seriamente dañada, con implicancias de
incertidumbre para la población sureña, considerando que -por
ahora- el collavino es el caudillo natural con amplias posibilidades
de llegar al poder, aunque sin reemplazante a la vista.
Es por tanto -para él y sus
seguidores- vital salir librados del proceso. He allí la razón por
la que la defensa de los aimaras ha recurrido a toda clase de
legalismos para desconocer los hechos ocurridos el 26 de mayo de
2011, día funesto en el que la protesta dio paso a la delincuencia.
Argumentan que no hay prueba concreta
que implique a los imputados en los saqueos registrados en locales
gubernamentales y estatales de la Ciudad Lacustre, cosa bastante
creíble tomando en cuenta la incapacidad, muchas veces demostrada,
por el Ministerio Público.
Pero una cosa son los legalismos y otra
la realidad grabada en la memoria de quienes hemos vivido en carne
propia dicho conflicto.
Más allá de lo que los jueces
decidan, hay verdades ineludibles que la historia no puede dejar
escapar para evitar impunidad.
Es verdadero que la huelga aduvirista
otorgó condiciones para el vandalismo esa tarde (26 de mayo). Y es
verdadero que ni la Policía Nacional del Perú ni el Ejército
Peruano -cuyo jefe se dedicaba a bañarse de popularidad mirando su
futuro político- se preocuparon por cuidar el orden público por lo
que deberían de ser investigados con la misma rigurosidad que los
dirigentes. ¿O no? (Correo Puno Juliaca 08/09/16 Foto: Difusión)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario