Por: Hugo Supo
Es buena noticia que el Ministerio de
Relacciones Exteriores de Perú haya confirmado la realización del
siguiente gabinete binacional Perú-Bolivia para el 4 de noviembre.
No podía haber fecha más simbólica que esa, por el aniversario de
la Ciudad Lacustre, capital del Altiplano peruano.
Sería mucho mejor que ambos gobiernos
opten por Puno como sede de esta reunión de los ministros de los
presidentes Pedro Pablo Kuczynski y Evo Morales.
Al menos para los puneños, sería
trascendental, considerando que se tendrá que evaluar los avances a
los compromisos asumidos en la Declaración de la Isla Esteves del
año 2015.
Porque de promesas y actas protocolares
guardamos experiencias ingratas en ambos lados de la frontera.
Es urgente, más que nuevas
declaraciones, hacer una mirada retrospectiva a lo hecho por ambos
países en aspectos que comprometen esfuerzos binacionales.
¿Ejemplos? La descontaminación del
lago Titicaca (bahías de Puno y Cohana, Copacabana, Suches,
etcétera), el abastecimiento de las ciudades sureñas peruanas con
el gas boliviano, la puesta en funcionamiento del Cebaf en
Desaguadero, entre otros.
Sería ocasión también para que las
autoridades locales presenten finalmente perspectivas más claras y
técnicas de la Agenda Puno al Gobierno que encabeza PPK, pues,
siendo sinceros, los ocho compromisos firmados en su campaña
electoral no podrán hacerse de golpe y sin presión.
Así que aparte de rogar a la Mamita
Candelaria para que ilumine a los gobernantes regionales y
provinciales, a la sociedad civil toca insistir en la priorización
de los proyectos -de entre esos ocho- que verdaderamente podamos
avanzar.
Por cierto, el 4 de noviembre podría
ser motivo igualmente de vernos las caras con la segunda
vicepresidenta de la República, Mercedes Araoz, otrora “madrina de
Puno” nombrada por Alan García II. A ver con qué cuentos nos sale
ahora, tras largos años de olvidar sus coqueteos con esta tierra y
su gente. (Correo Puno- Juliaca 01/09/16 Foto: Difusión)
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